Separar creatividad de productividad: la obsesión por el estudio en tiempos de cuarentena

“Quedaos en casa, volveremos más fuertes y tendremos más música que nunca, además de un baby-boom”, decía entre risas el español Andres Campo en la primera semana de confinamiento. De la noche a la mañana, DJs y productores de todo el mundo, como el resto de los mortales, se encontraron atrapados en sus casas, en sus estudios de producción.

“¿Tú me puedes conseguir una cámara para hacer streamings desde mi casa?”, me preguntaba un artista el primer fin de semana de confinamiento. En aquel momento, no éramos conscientes de lo que se nos venía encima.

Pavvla, una de las compositoras más llamativas de la escena emergente catalana -debutó en Primavera Sound en 2019-, tuiteaba: “Menos mal del sol… y de la música.” Y no podría estar más de acuerdo. Pienso en países más grises -la mayoría de los países europeos, de hecho- y se me hace durísimo imaginarme un confinamiento allí. Pero… ¿os imagináis un país en el que no hubiera música? ¿Os imagináis una cuarentena en silencio?

Realment, sort del sol i la música

— Paula Jornet (@pavvla_) April 12, 2020

La música es una gran herramienta terapéutica. Pero, paradójicamente, es la propia música, y todo lo que ella conlleva -especialmente en el caso de la música de club-, lo que causa estragos en muchas mentes. Y, sobre todo, en las de sus creadores.

Rosana Corbacho es psicóloga especializada en artistas de música electrónica y fundadora de M.I. Therapy. Nos cuenta que, “en un estudio realizado en el Reino Unido acerca de las presiones típicas de la industria musical y la repercusión en los artistas, se describen resultados llamativos, como que el 71,1% de los entrevistados habían sufrido ataques de pánico y/o altos niveles de ansiedad y el 68,5% habían sufrido depresión, pero sólo el 30% había buscado ayuda profesional”.

La mayoría de los artistas sufren patologías, aunque no lo reconozcan, aunque no lo acepten, aunque ni siquiera sean conscientes de ello. Y eso, en un confinamiento como el causado por el Covid-19, puede agravar seriamente las cosas.

En una situación de emergencia como la que estamos viviendo, cualquier antecedente pone en mayor peligro a los artistas. En una industria ya de por sí bastante inestable e impredecible, el incremento de falta de control sobre los eventos externos es una fuente de tensión y sufrimiento.

Xceed-Rosana CorbachoEric Prydz, incluso se metieron donde no le llaman…

Eric Prydz: La solución es que toda la gente sana coja el virus y la gente que sea de riesgo entre en cuarentena. Si nos quedamos todos en casa, sólo alargaremos el proceso.

En cuanto un epidemiólogo australiano le contestó, no tardó en rectificar:

Eric Prydz: Pido mis más sinceras disculpas por cualquier ofensa o confusión que pudiera ocasionar con mi comentario anterior. Creo justo decir que estamos todos perdiendo un poco la cabeza en estos días. Por favor, aseguraos de estar bien junto a los vuestros en estos tiempos difíciles. En el futuro, me limitaré a crear música.

I sincerely apologise for any offence or confusion caused by my earlier comments. I think it’s safe to say that we all are freaking out right now!

Please make sure you and your loved ones stay safe in this very difficult time.

In future I will stick to making music…

— Eric Prydz (@ericprydz) March 16, 2020

El mensaje al inicio del confinamiento estaba claro: estar a salvo y hacer mucha música. Bien. Pero, ¿cuánto tiempo puede aguantar un/a artista encerrado/a en el estudio? ¿Es sano? Los ingresos se ven reducidos a prácticamente cero -ya que la mayoría de sus ganancias se generan en sus actuaciones- y no hace falta ser psicólogo para decir que, con la cuenta casi vacía, vivir tranquilo es logro de pocos.

Para los músicos, es muy complicado admitir inseguridades y mostrarse vulnerables, tanto por la tendencia a la autocrítica, como por la alta competitividad del entorno en el que desarrollan sus carreras.  Algunos llevan años sin tomarse un descanso, con los patrones de sueño completamente alterados e intentando compaginar vida familiar con vida laboral, quizás soñando entre vuelo y vuelo con una temporada en casa. Ahora que todos los eventos están cancelados, ¿se puede ser tan productivo como se planeaba al inicio de la crisis?

El artista barcelonés Coyu ya reflexionaba sobre ese entorno cuando la crisis golpeó fuerte en Italia, el primer país que se vio afectado por el coronavirus en Europa.

Coyu: Con un poco de suerte, esta situación inesperada servirá para lograr ese ansiado reset, tanto artístico como estructural, que la escena necesita. La burbuja del superstar DJ estaba a punto de explotar y el coronavirus puede ponerle la puntilla.

Xceed-Artist-CoyuRegal y el italiano Alex Neri.

Regal: Debemos emplear este tiempo para descansar, visitar el estudio de vez en cuando y, sobre todo, dedicar mucho amor a la familia, algo que nos resulta muy difícil cuando estamos actuando por todo el mundo.

Alex Neri: Las crisis hacen que aflore lo mejor de nosotros. Estamos viendo más humanidad, que es algo que falta mucho en nuestro día a día. Ahora, no podemos darnos la mano, ni abrazarnos. Ahora, nos damos cuenta de lo importantes que son esos gestos en nuestra vida.

Xceed-Artist-Alex Neriaquí lo que está sucediendo con los grandes DJs de la escena techno y sus tour managers), son, nos guste o no, el motor principal de nuestra escena, ya sean grandes estrellas o pequeños artistas locales. Lo que nos invita a todos a formar parte de este movimiento es la pasión por la música. Y, sin artistas, no habría música.

Desde que los distintos gobiernos impusieron el encierro de la población, la música ha abordado nuestras pantallas. Desde aquí, nos sumamos al mensaje de Rosana Corbacho. Artistas, no os autoexplotéis. No temáis por querer estar siempre presentes en nuestras casas. Lo más importante para vosotros es vuestra salud, como lo es la nuestra para cada uno de nosotros. Nunca antepongáis vuestra música a vuestro bienestar.

Porque, cuando esta pesadilla pase, os necesitaremos en plena forma. Más que nunca.

(Imagen de Portada: © Gavin Whitner)

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